LA PAZ DEBE REINAR EN EL MUNDO. AMILCAR RENNA Y CARLOS RENNA

La paz debe reinar en el mundo

Unos de los motivos de las guerras pueden encontrarse en la falta de inteligencia de parte del sector dominante de la sociedad, que tiene el poder de generar y evitar la guerra.
Si estas personas son ineptas en su capacidad de pensar, si están poseídas por la codicia, por el deseo de poder, por odios, temores, afanes de venganza, si tienen nociones exageradas sobre sus propias virtudes y las de su patria se convierten fácilmente en promotores de guerras. A menudo pertenecen a un tipo común de personalidad mediocre.
La actividad comercial se cumple en el mundo, no ya para satisfacer las necesidades de los hombres, sino para obtener la diferencia entre el precio de costo y el de venta. El mercado y el afán de lucro trabajan por la guerra. El comercio con sus fines de ganancia es uno de sus factores básicos. Esa enorme lucha se desarrolla incesantemente en la industria de la publicidad, en los desacuerdos entre empleados y empleadores, y en muchos otros artificios que expresan el ansia de los individuos por ser más que los otros.
El sistema económico vigente está declinando. Su declinación implica desorganización, fracaso económico, desempleo e insatisfacción. La inseguridad, la desocupación y la pérdida de capital dejan a los hombres a la deriva, crean agitación permanente, descontento y aislamiento.
Las guerras modernas surgen del malestar social, de las injusticias, de las desigualdades entre individuos y entre naciones, así como de la persecución del lucro.
Juntos con los métodos dominantes en el comercio internacional, se produce el desarrollo de las colonias o su conquista militar, a fin de proveer clientes y contribuyentes. La búsqueda de materias primas en países lejanos, lleva igualmente a la guerra.
El temor es otro de los grandes factores bélicos, miedo a la competencia comercial, a la desocupación, a la enfermedad, a la pobreza. Todo aquello que logre reducir el miedo será un agente de paz. El odio es hijo del temor. Las enemistades históricas se han mantenido vivas a través de siglos de tradiciones de odio. Diferencias de razas y religiones, la diversidad de simpatías i aversiones, supersticiones populares, crean actitudes hostiles.
El militarismo y la preparación para la guerra es el comienzo de la guerra. El falso patriotismo es alimentado por el militarismo, por las clases sociales que aman el status quo y odian el cambio. Semánticamente, el verdadero patriota es aquel que trabaja por mejorar su patria, lo cual implica producir cambios.
El militarismo convierte a la profesión de las armas en servidora suya, pero ésta alimenta y promueve al militarismo. Éste sostiene que la guerra es el estado natural de una sociedad progresista y que la paz fomenta la decadencia. Engendra el concepto de superioridad nacional y conduce a la opresión y explotación. Estas acciones están respaldadas por la industria aeronáutica, la naviera y de municiones entre otras. También por los banqueros, los oficiales del ejército y los varios millones de personas cuyos empleos están vinculados con la guerra. La política del poder significa una carrera armamentista entre las naciones, en que la paz es sólo una tregua armada y la guerra una perspectiva segura.
Tras el militarismo y el ansia de conquista está la lucha económica por lucros y beneficios. Esto continuará así en tanto que el fin de la industria sea la ganancia, recibir más de lo que se da. La industria debe ser organizada para otros objetivos. El interés del consumidor, del pueblo, debe ser el interés supremo. La cuestión que debe plantearse no ha de ser hasta dónde puedo elevarme hundiendo a los demás, sino, hasta dónde puedo elevarme ayudando a los demás a elevarse conmigo, los que a su vez ayudarán mientras se ayudan a sí mismos. El método cooperativo habrá de invocarse para salvar al mundo del militarismo, pues donde prevalece la cooperación, el militarismo no puede medrar.
Cuando las naciones empleen toda su energía en el empeño de construir y perfeccionar el planeta en que vivimos, sabremos que el mundo se encamina hacia la paz.
En medio de esta tremenda lucha, el sistema cooperativo de economía introduce métodos y móviles distintos. Comienza con el individuo y lo compromete en una estructura económica cuyo propósito es el de rendir servicios. No se trata de quitar nada a nadie, sino de unir a los individuos en la ayuda mutua para el logro de lo que todos ellos necesitan. Tiende a unir al pueblo dentro de la comunidad de esa acción de mutua ayuda y a crear amistad y armonía entre los hombres. En el orden nacional, tiende a unir las sociedades y las empresas, no para competir entre sí, sino para ayudarse recíprocamente, para poner sus recursos unidos al servicio de todas, para buscar celosamente el éxito de cada sociedad cooperativa. En el orden internacional, la cooperación realiza una función similar. En ello reside su poder para la paz. La esperanza de un mundo pacífico depende de la cooperación internacional. Es un método que ya actúa en un mundo guerrero y que habrá de ser el método predominante de un mundo pacífico.
¿Cómo podría hacerse un comercio internacional sobre la base amistosa en lugar de la actual base de competencia? Esto debería ser comprensible hasta para el espíritu más simple. Desde que mucha gente se gana la vida y satisface sus necesidades por medio del sistema económico dominante, sus prejuicios y su supuesto interés personal les impiden ver el camino hacia la paz.
El comercio internacional sólo estará fuera de la zona de peligro cuando descanse sobre la base cooperativa. Para ello se requiere que la economía cooperativa local se desarrolle hasta hacer posible la cooperación internacional. La eliminación de la lucha económica de competencia empieza con la creación de mejores vínculos de amistad entre vecinos, lo cual, a través del método cooperativo, se extiende hasta crear una mayor amistad entre las naciones.
El sistema de lucro domina al comercio. Puesto que la economía del lucro lanza a unos comerciantes contra otros, cuando el comercio es internacional, las hostilidades se producen por encima de las fronteras nacionales. Los gobiernos hacen todo lo que pueden para aumentar las ventas al exterior. En el comercio cooperativo, nadie trata de arrebatar el cliente a un tercero. Quítese a la guerra el incentivo de lucro y se le habrá asestado un golpe serio.

Amílcar Renna y CARLOS RENNA

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