Un Estado de Derecho imperfecto. Dr. Carlos D. Renna
Un Estado de derecho imperfecto. Dr. Carlos D. Renna
La finalidad que tiene vivir en sociedad es precisamente
poder vivir con tranquilidad, paz y libertad.
Aquellas consignas de la Revolución Francesa: “libertad, igualdad y fraternidad”, siguen
retumbando en los juristas del mundo a pesar de que han pasado mas de 200 años.
La conformación del un Estado de derecho tiene que ver
con las posibilidades de abandonar la idea del absolutismo monárquico que se erigía
en único poder supremo, ante una sociedad civil casi inexistente.
No habían allí, ni derechos sociales, laborales,
gremiales, ni ciudadanos, civiles ni políticos. Solo la palabra del Rey era la
que contaba. Y todos los demás eran súbditos, aunque algunos con ciertos privilegios.
Así,
solo se obedecía lo que el Rey decía. Las manifestaciones del pueblo eran
brutalmente reprimidas y las personas encarceladas sin juicio previo, ni ley
anterior al hecho del proceso.
Duraban allí en las cárceles, debajo de
los castillos, durante muchos años. No podían ver la luz, y evidentemente esto
no les permitía tener ningún derechos como detenidos.
Luego de la Revolución Francesa y después
de muchos años de lucha, la sociedad empezó a ver otra realidad. La posibilidad
de construir una sociedad con ciertos equilibrios de poder, uno hace las leyes,
otro ejecuta las mismas y las reglamenta y otro juzga las infracciones a estas
leyes.
Esto se llamo Estado de derecho, hacer
un orden justo para la sociedad y luego cumplirlo por parte de los ciudadanos.
Cuando esto no ocurre, es decir no se
cumplen las leyes, por deficiencias del poder político o judicial, las sociedad
empieza a resquebrajarse.
El estado de derecho deja de tener vigencia, y empieza
a verificarse un estado de derecho imperfecto, es decir, la falta o cumplimiento
de las normas penales, constitucionales, civiles, laborales, etc.
Allí empieza a asomarse la idea de la guerra, entre
unos y otros vecinos que cada uno defiende lo que su interés personal o
familiar imponen.-
La guerra entonces es la negación del derecho, por
ello, no hay derecho a la guerra. Es en
alguna medida renunciar al ejercicio del derecho por parte de la ciudadanía.
Cada vez que una sociedad tolere o permita o acepte la guerra, estará negando
el derecho.
Esto puede denominarse, estado de derecho imperfecto. La vigencia de
la norma, pero su incumplimiento desde el propio poder político, y desde otros
sectores institucionales.
Esto pasa con la seguridad, que sin dudas es un
derecho esencial al individuo, al punto que no es posible vivir sin seguridad.
Según la pirámide de Maslow (1943), podemos observar que
la seguridad aparece en el segundo nivel de importancia para la persona, luego
de la alimentación y la respiración. El déficit de seguridad afecta directamente
la estructura humana.
Se puede decir, que la seguridad es la ausencia de
riesgos físicos y psíquicos en el individuo. Vale decir, evitar la violencia.
La seguridad es un estado de bienestar que percibe y
disfruta el ser humano.
Por ello, tanto el Estado en su conjunto con los
poderes instituidos debe comprometerse al máximo se su esfuerzo para lograr la
seguridad de las personas.
En este sentido, disminuir el delito como actividad primaria,
mejorando la situación ambiental y social de genero humano y su contexto, como
asimismo implementando acciones directas de promoción del individuo, de inserción
social, productivas y de participación del hombre en la riqueza, no esperando
que se le otorgue del estado una asistencia cuando el individuo puede lograrse
la subsistencia diaria sin esperar que el Estado le de la comida.
El viejo lema “no le des el pescado, enséñale a pescar”
sigue teniendo vigencia en estos tiempos.
Para concluir, hay que juzgar las conductas antisociales y delictivas
que tengan mayor peligrosidad social y personal, como las que conllevan ataques
con armas a las victimas, o promueven un ataque a la vida misma.
Y para ello, cuando se condena judicialmente a un individuo, se debe procurar una educación
intensiva, no solo laboral y educativa, sino fundamentalmente formar de cada
delincuente, un ciudadano, que respete las personas y que procure la convivencia
pacifica, es decir la vigencia del Estado de derecho y para poder vivir con seguridad.
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