La Camara Penal de Vera: confirman la pena para abusador de sus nietas.

Lo condenaron por el abuso de sus nietas

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Juliano Salierno

La Cámara de Apelación Penal de Vera confirmó este martes la sentencia a once años de cárcel para un abuelo de 59 años, acusado por el abuso sexual de sus dos nietas de 9. El fallo al que tuvo acceso El Litoral lleva las firmas de los camaristas Carlos Renna, Carlos Corti y Mario Balestieri, quienes ratificaron la condena de primera instancia.

El 21 de octubre del año pasado, el juez de Sentencia de Vera, Nicolás Muse Chemes, condenó a Omar Insaurralde a la pena de once años de prisión por los delitos de “abuso sexual y abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de ascendiente, reiterados y suministro de material pornográfico reiterados”.

El caso se remonta al 3 de abril de 2013 en la ciudad de Reconquista, cuando dos hijas del imputado lo denunciaron ante la policía local por el abuso de sus respectivas hijas, ambas de 9 años.

Las pequeñas revelaron los abusos a los que las sometía su abuelo mientras celebraban las Pascuas de resurrección y ambas madres no dudaron en acusar al depravado.

Pack-adulto

Según pudieron establecer los profesionales que trabajaron en el caso, el ataque sexual consistió en “tocamientos” y la “exhibición de material pornográfico” y afortunadamente ninguna de las dos pequeñas presentaba lesiones físicas.

Además de las vejaciones a las que fueron sometidas, las niñas contaron que su abuelo les exhibía “películas para grandes, cuando hacen cosas feas”.

Tras la detención de Insaurralde, un albañil de 59 años, las nenas fueron asistidas por la psicóloga de la Subsecretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia quien reiteró los términos de la denuncia original.

Al poco tiempo el hombre fue procesado por el delito “abuso sexual calificado”; y luego, el mismo fue ampliado por el delito de “suministro de material pornográfico” al corroborarse la contratación del pack-adulto.

Si bien la investigación tuvo un curso normal, contó con la participación activa de los padres de las víctimas, los cuales se constituyeron como querellantes a través de los abogados Pablo Bandeo y Nicolás Vera, del Centro de Asistencia Judicial de Reconquista.

Los chicos no mienten

En la sentencia de primera instancia, Muse Chemes respaldó el testimonio de las pequeñas, los cuales “aparecen sólidos, verosímiles, despojados de influencia de terceros, relatando con pormenores las acciones de su abuelo”.

Contrapuso los análisis de psicólogos que daban cuenta del “miedo”, “vergüenza” y “angustia” que experimentaban las niñas, contra el examen de Insaurralde “quien se presenta con actitud histriónica, seductor, indolente, insensible, minimizando lo sucedido y justificando su accionar”.

Ya en la segunda instancia, la defensora pública Silvia Zabala de De la Torre planteó la debilidad de la prueba empleada, no obstante lo cual el fiscal de Cámaras, José Antonio Mántaras sostuvo que “como ocurre en casos como en el presente se coloca a las víctimas en la obligación de acreditar plenamente los hechos”.

Para más detalle, el representante del Ministerio público Fiscal agregó que “se trata de dos menores de 9 años en las que los índices de mendacidad son mínimos por la edad; que los abordajes psicológicos a los que fueron sometidas revelan testimonios simétricos y coherentes, describiendo pormenorizadamente lo ocurrido y sin quiebres de lógica”.

El dato

Proteger a las niñas.

En una larga lista de jurisprudencia citada por el camarista Carlos Renna, éste destacó que: “La más importante normativa internacional aplicable al caso -en mi humilde criterio- es la que sanciona la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer Convención de Belem do Pará adoptada el 9 de junio de 1994 por la Asamblea General de la organización de los Estados Americanos, y entrada en vigencia el 5 de marzo de 1995, que promueve entre otras normas que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a su familia, como así también la integridad física, psíquica y moral de la mujer pero especialmente de las niñas”.